La visión y el papel de la mujer en la sociedad del Porfiriato

martes, 26 de octubre de 2010

La Mujer en el Porfiriato

En el porfiriato se creía en el “mito de la verdadera mujer,” según el cuál, la mujer tenía que ser pura, recatada, dulce, modesta y bella como recurso indispensable, las mujeres fueron el centro del grupo doméstico; es decir, en torno de ellas giró la familia que, a la vez, fue el espacio social

y cultural privado.

Las mujeres de ser una esposa idónea o adecuada; además de que las mujeres se casaban porque era una forma de mantener una vida estable con una sola persona y porque deseaban una casa, hijos, bienestar material y seguridad. Dentro de las cualidades del ser femenino se incluía el buscar el amor del hombre, ser monógama.

La sublimación de la maternidad sirvió para calificar la dignidad y el sentido de utilidad de la mujer, al igual que la garantía de la familia constituida en la sociedad burguesa.

Clases Sociales

La mujer se diferenciaba en cada clase social. La mujer de alta sociedad o clase alta sólo se dedicaba a la vanidad y a “superficialidades;” La mujer de clase media tenía que buscar un lugar en la sociedad, y la mujer de clase baja era la más desprotegida.

La sociedad creó modelos y funciones para dos tipos de mujeres:

Una privilegiada y ociosa.

Otra desposeída y con una sobrecarga de trabajo.

Era importante la manera en que la mujer se desenvolvía: sus ademanes, sus gustos, su comportamiento y sus actividades en forma individual como social.

Es importante comentar que a la mujer de clase media y alta se le enseñaba desde muy pequeña a amarrar el corsé, sentarse a la mesa y los gestos de educación.

Se sostuvo que el espacio que correspondía a la mujer era el privado como la sexualidad, la vida familiar, la transmisión de prácticas, comportamientos y valores adscritos a dicho.

Esas ideas tuvieron para algunas mujeres repercusiones que dieron por resultado una nueva concepción de su naturaleza, y una perspectiva más precisa de la función que debía desempeñar: la de ama de casa.

Manuales de Urbanidad.

El papel fundamental de la mujer como madre y esposa era reforzado con: manuales de urbanidad, revistas femeninas, imágenes publicitarias, novelas de folletín para señoras y sermones repartidos en forma de hoja suelta y que llegaban al público femenino que describía las costumbres y los rituales, las distracciones y las modas

Algunos ejemplos de éstos son:

El Manual de Urbanidad: Tratado pormenorizado de reglas y comportamientos, no sólo para la mujer sino para todos los miembros de la sociedad.

Cosmos: Considerado el primer “magazín” que se publicó en México.

El Álbum para Damas y El Hogar: Revistas femeninas.

EL MANUAL es un texto en donde la señora Lourdes Alvarado analiza el problema al que era sometido la mujer en ésta época, estableciendo 3 lineamientos:

La dependencia material de la mujer

La estabilidad de la familia

Las subordinación jerárquica de los sexos

Política y Educación.

Por lo que dice, la participación de la mujer era concebida como nula, restringida y dependiente en el ámbito público y privado.

En ésta época surgía en Francia la liberación de la educación para mujeres. Gracias a la Revolución Francesa en México se empezó a entreabrir una puerta para la educación intelectual de las mujeres mexicanas, una pequeña puerta que intentaba dejar atrás el hecho de que la sociedad masculina no quería que las mujeres se “contaminarán” del conocimiento universal y que debían conservarse puras y por lo mismo, ignorantes.

Se pretendía educarlas dentro de los roles establecidos para el progreso y prosperidad de la nación “adaptando” la educación a su posición en la sociedad. Cabe resaltar que conforme la mujer se fue educando empezó a demandar respeto y a tratar de crecer expandiendo sus horizontes. Se aceptó la educación hacia las mujeres ya que consideraban que se les debía educar para ser buena madre, esposa e hija.

La lucha contra el machismo.

La igualdad de sexos en ésta época no era fácil de imponer debido a las ideas de positivismo, las cuales hablaban de la importancia de mantener la unión familiar para que la sociedad marchara adecuadamente. Sin embargo, en camino a la revolución se habla también de la mujer; de hecho, Ricardo Flores Magón invita a las mujeres a participar en la revolución con las siguientes palabras:

Si el hombre es esclavo, vosotras lo sois también. La cadena no reconoce sexos; la infamia que avergüenza al hombre os infama de igual modo a vosotras. No podéis sustraeros a la vergüenza de la opresión; la misma garra que acogota al hombre os extingue a vosotras, necesario, es pues, ser solidario con la gran contienda de la felicidad. ¿Que no entendéis d epolítica? No es esto una cuestión de política, es una cuestión de vida o muerte.

Aunque en el Porfiriato la mujer luchó por lograr un lugar privilegiado en la sociedad, la gran mayoría se mantuvo apegada a su único espacio y rol: el hogar y la reproducción.

Intento de la mujer por participar en la politica

Debido a la desastrosa economía de México, la continua desestabilidad política, y las constantes invasiones extranjeras, que el gobierno reclutara temporalmente a la mujer de élite para ayudar a administrar instituciones municipales. Fue así que la mujer empezó a organizarse como grupo a favor de las demandas y necesidades de la población mexicana, tomando lugar en los asuntos públicos.

Surgieron diversas instituciones como las organizaciones de caridad y la Junta de Señoras de la Casa de Cuna.

La expansión de las opciones para la mujer no sucedió inmediatamente y tampoco alcanzó a todas las mujeres; la vida de la mujer seguía girando en torno a cuestiones religiosas, responsabilidades familiares y a la administración del hogar.

Influencia de la prensa en la moda de la mujer.

Lo que influyó mucho en la moda y en su imagen fue la prensa, que día a día llevaba información a la población; así se hizo un vínculo entre las corrientes culturales en boga, los nuevos modos, y los productos de importación. Gracias a esto los citadinos imitaban las formas de vida de las ciudades de Europa.

Se aceptaba la presencia de la mujer en el mundo del trabajo, pero sólo como costureras, maestras, obreras y sólo mientras se casaban o como respuesta a una necesidad económica; ya que en esa época no era una función de realización personal de la mujer.

Manual de Urbanidad

Aquí se presenta lo más importante del Manual de Urbanidad escrito por Manuel Antonio Carreño, relevante a nuestro tema:

  • Primero con el aseo de los vestidos.
  • Jamás nos será lícito omitir ninguno de los gastos y cuidados que sean indispensables para impedir el desaseo, no sólo en la ropa que usamos en sociedad, sino en la que llevamos dentro de la propia casa, no importando la clase social.
  • No llevarlos rotos ni atajados.
  • Cambiar los vestidos por transpiración, ya sea por ejercicio físico o el clima, entre otras razones.
  • La falta de aseo en una pieza cualquiera del vestido, desluce todo su conjunto.
  • No descuidar la limpieza en el calzado. La gente de sociedad siempre debe llevar el calzado limpio y con lustre.
  • No debe conservarse por mucho tiempo un mismo pañuelo.
  • No abusar de los perfumes o aguas de colonia.
  • Es una vulgaridad llevar cosas finas en momentos inoportunos.
  • Más propio y más aseado el dar la mano o el beso en la mano de la mujer con el guante puesto.
  • No podía una señora llevar en la tarde el traje propio de la mañana, o viceversa.
  • El vestido que se lleve al templo debe ser severamente honesto y tan sencillo cuanto lo permita la dignidad personal y el respeto debido a la sociedad; nada de aguas o esencias cuya fragancia llegue a percibirse por los demás concurrentes. Deben omitirse todos los afeites o adornos que desdigan la santidad del lugar, y de la humildad y recogimiento que ha de manifestarse siempre ante la Majestad Divina.
  • Es muy elegante y decente, en todas ocasiones, el uso de los guantes.
  • Las mujeres de luto, deben omitir en sus vestidos todo aquello que pueda comunicarles algún carácter de lujo.
  • En los grandes conciertos y funciones de ópera llevan las damas que asisten a palcos y plateas, traje de noche escotado, desnudos los brazos, y luciendo joyas. En la luneta, el traje es menos escotado.
  • A las veladas musicales y artísticas asisten las damas con vestido de cena (medio escote) sin sombrero y con alhajas.
  • Para los bailes de gala y recepciones oficiales de noche llevan las damas vestido escotado, con los brazos y espaldas desnudos, y luciendo abundantes joyas. Capa bordada, abrigo y pieles, según lo exija la estación.
  • Tratándose de cenas de gran etiqueta, las damas concurren con trajes de noche escotados, con peinados sencillos.
  • A los almuerzos debían concurrir los invitados con trajes de visita.
  • En las partidas campestres se presentan las damas con vestidos elegantes de ciudad.
  • Para los tés, las damas debían llevar trajes de tarde, y también para cenas no muy elegantes las damas llevaban lo que hoy conocemos como “vestidos de coctel”.
  • En las bodas, el traje de la novia tenía que ser blanco, y las damas de honor tenían que usar vestidos de uniforme corte y color. Aún en las clases sociales más modestas se imponía en esta ceremonia el vestido blanco de la novia.
  • Sin olvidar los diferentes tipos de bailes:
  • Los bailes blancos: conocidos así por el hecho de que las mujeres iban vestidas de blanco, estos
  • bailes eran para solteros, para despedir a alguien que se iba de viaje o se iba a casar.
  • Los bailes rosas: en los cuales las mujeres tenían que ir de rosa y los que eran antítesis de los bailes blancos, debido a que a éstos sólo se les invitaba a los matrimonios o próximos a casarse. En resumen, el vestido era la prenda más importante de una mujer. Buenos accesorios no rescatan un mal vestido.

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